Desierto de Sechura: un oasis rodeado de extensa riqueza natural y turística - Provincia de Sechura

Desierto de Sechura: un oasis rodeado de extensa riqueza natural y turística

Más que un paraíso. La Reserva Ecológica Yerba Blanca ofrece una gran biodiversidad entre animales y fuentes de agua pura. Apunta a ser un polo turístico.

La provincia de Sechura, ubicada en el departamento de Piura, es conocida por su gran desierto, sin embargo sus autoridades todavía no logran articular sus riquezas para convertirla en un interesante polo turístico de todo el norte. Y es que su inmensa diversidad natural y turística, aún no contaminada por la mano del hombre, la compromete en ser la generadora del dinamismo económico de la región.

Para llegar a la zona conocida como Yerba Blanca, ubicada al este de la provincia, debemos esperar más de una hora de viaje en camioneta atravesando 20 kilómetros del desierto de Sechura; pero el entrar en ese oasis, situado en medio de una ciudad de arena, nos hace entender que el tiempo es sólo un espejismo.

En este espacio mágico natural y silencioso se respira la tranquilidad de los animales y el discurrir armonioso del agua de sus lagunas. Los caballos, burros, zorros del desierto, patos salvajes y las diversas especies de aves son el mejor atractivo de esta gran reserva ecológica que con su inquietud nos dicen que sí es posible una convivencia con el hombre.

Reserva Ecológica

El presidente de la Comunidad Campesina San Martín de Sechura, Francisco Ayala Chunga, señala que Yerba Blanca es parte del área comunal y desde el 2010, a pesar de los pocos recursos, se trabaja para que Sechura no sólo sea conocida por su desierto.

“Tenemos una biodiversidad importante y queremos que la Reserva Ecológica Yerba Blanca sea el punto del desarrollo turístico. Además aquí hemos encontrado la solución al problema de falta de agua en la provincia, hay una reserva abundante que sale del subsuelo y por ello vemos una gran vegetación que de alguna manera combate la deforestación indiscriminada que se practica en esta parte”, comenta.

Sin embargo, lo que más preocupa al directivo es que en esta área se encuentra ubicada la minera Americas Potash, y de acuerdo a la opinión de los técnicos, hay presencia de agua salada por lo que una perforación mal hecha haría perder el manantial de agua dulce, por ello solicitó a las instituciones gubernamentales evaluar esta problemática.

“No debemos permitir que esta flora y fauna se extingan. Aquí se pueden practicar deportes de aventura, hacer camping y caminatas. El algarrobo es el rey de esta comunidad, por ello realizaremos un expediente técnico para iniciar la inversión en perforación de pozos de agua, implementación de espacios turísticos porque de ser así cerca de 7sietemil comuneros cambiarían su calidad de vida”, enfatiza Francisco Ayala.

Paraíso Silencioso

Si existe algo que impresiona más de este paraíso son los flamencos, hermosas aves que reposan en una extensa laguna de agua dulce a la cual también se accede en un viaje por el desierto.

Por ello Francisco Ayala invoca a las autoridades municipales y regionales a apoyar esta idea, pero sobre todo a mejorar las vías de acceso para alimentar este atractivo de turistas.

“Hay una ruta de integración denominada Vicente Chunga Aldana que involucra sectores como San Cristo, Médano Blanco, Cerritos y si atraviesa la carretera Panamericana abarcaría pueblos como Chutuque, Mala Vida, Pozo Oscuro, San Ramón y Valverde; es decir una vía integradora completa y si nos vamos al sur el desarrollo sería completo”, destaca.

En ese sentido, la Comunidad Campesina de Sechura pretende que las áreas como Médano Blanco, Manantial, El Peñal, Badén de Sánchez y la Laguna de Ñapique sean declaradas de conservación comunal, así como el Macizo de Illescas y los Manglares de San Pedro.

Pero todo no queda aquí. Continuamos atravesando el desierto y llegamos a la Laguna de Ñapique, un espejo de agua cristalina, pura y transparente. Formada por el agua del subsuelo y las lluvias, espacio ideal para que la acuicultura continental empiece su despegue.

Para Francisco Ayala la extensa vegetación que existe alrededor invita a los turistas a acampar y tal vez ofrecerles hospedajes rústicos, pues la terrible contaminación aún no ha llegado a esta zona.

“El período lluvioso debe ser aprovechado, por ejemplo en la zona del Badén de Sánchez existe una especie de “cuello” en donde construiremos una represa para formar pequeños reservorios de agua natural, lo cual permitirá regar casi 20 mil hectáreas de terreno, es uno de los grandes retos para ampliar la frontera agrícola y generar más trabajo”, comentó.

Por: Enrique Villegas Rivas

Fuente: La República

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