Antonio Salinas Maninat al referirse al primer mapa del Perú expresa: Sechura es la castellanización del nombre “Sechurachay” correspondiente al resultado regional.
Otra versión es la unión de dos voces quechuas “sec” y “yurac” o también “sec” y “chuya” que traducida al español quiere decir “cortando algo blanco” que bien puede ser sal o yeso de tanta abundancia en nuestro desierto.
El espacio y territorio sechurano fue poblado desde hace más de 7000 años, conformándose como una gran nación étnica hacia los años 400 a.C., con una cultura propia, ideología y una genuina lengua-dialecto el “Sec”. Los lugares donde se han encontrado evidencias más remotas de presencia humana es en Reventazón, en Chorrillos, en Avic, en el Macizo de Illescas, y a lo largo de la playa en el estuario de Virrilá hasta el norte de San Pedro y Muniquilá.
En este territorio los sechuranos desarrollaron una actividad pluri-productiva; fueron y son maestros en la pesquería, conocían a plenitud los cambios de la ecología marina y su influencia en el ritmo biológico de los Jum o peces que se exportaban salados a otras provincias. De igual manera que dominaban el mar, o roro en lengua sechurana, conocían el desierto y dominaron sus rutas invisibles guiados por las estrellas o Chup Chup, y para no perderse en la infinidad del mar enrumbaban sus balsas en dirección contraria a la del Lucero P aramote.
Nuestras civilizaciones Chusis e Illescas fueron acosadas por la presencia expansionista de los chimús, moches y posteriormente por el expansionismo de los incas, atraídos por ambición de conquista frente a nuestros pueblos y sus organizaciones que se consolidaban como grandes culturas
Fundaciones de Sechura
Sechura tuvo tres fundaciones: la primera se pierde en la noche de los tiempos. Fue el ámbito que por más tiempo ha sido morada de los sechuranos, y prolongó su existencia hasta 1572. Se trata del asiento pre-hispánico que se denomina Sechura la Antigua. La segunda fundación, obra de Bernardino de Loayza, tuvo lugar en el año de 1572, en este asentamiento fueron reducidos los sechuranos de diferentes “pueblos gentiles”. Pero este pueblo fue destruido por el maremoto y aluvión de 1728 y, desde entonces, la gente la recuerda como Sechura Vieja. Después de la catástrofe sus pobladores se trasladaron y poblaron el sitio donde en la actualidad se encuentra. Esta es la tercera fundación
Testimonios de fines de fines del siglo pasado sostienen que la primera población de sechuranos estuvo en Punta Aguja.
“La Punta de Aguja fue habitada desde el tiempo inmemorial por los aborígenes del antiguo pueblo de Sechura que fue formado a las orillas del mar y quando se perdió en 1732 (sic) por efecto de una gran inundación se reunieron las comunidades de Punta de Aguja, Sechura, Muñuela y Muñiquilá, las que llevan el nombre de parcialidades, para deliberar donde debía formarse la nueva Sechura, la que quedó formado donde actualmente existe”
En lo que se refiere a Sechura Vieja, conviene recordar que, después del acto fundacional de la Villa de San Miguel, Francisco Pizarro repartió solares, tierras y de inmediato se procedió a “repartir” a la población nativa, estableciéndose de esta manera las encomiendas.
Al tiempo transcurrido entre el establecimiento de la encomienda en 1532, hasta la presencia de Bernardino de Loayza en 1572, le denominamos Fase Transicional, porque si bien no hubo fundación oficial de centro poblado, se adicionó en la Sechura la Antigua instituciones hispánicas; vale decir la encomienda con su encomendero y construcción de su casa, la misma que fue un elemento intrusito muy evidente
Fundación de San Martín de Sechura
En 1572, se produce una nueva cruzada de “Visita y Reducción”. En tal ocasión Bernardino de Loayza encontró en la jurisdicción de la actual provincia de Sechura, cinco pueblos principales: Sechura, Nonura, Pisura, Muñuela y Muñiquila, además varios “pueblezuelos”. La población de dichos centros poblados estaba dividida en dos encomiendas: la primera de Gaspar Troche Buitrago, constituida por una parte de pobladores de Sechura y población de la Muñuela; la segunda de Ruy López, encomienda compuesta con la otra parte de sechuranos, más los pobladores de Nonura, espacio conocido desde 1528 como Punta de Aguja.
Entre los años 1572 y 1573 se fundaron las reducciones de Motupe, Olmos, Copis, Sechura, Catacaos, Colán, Tumbes, Huancabamba, Ayabaca, Frías, Salas.
Conviene detenerse un momento para analizar la razón por la que el pueblo fue fundado cerca del río y dando frente al mar; el hecho sorprende porque los viejos sechuranos tenían memoria de los estragos que causaba el mar y el río en tiempos de El Niño. El pueblo fue erigido en una zona de inundación recurrente. Y sin duda quedaban recuerdos entre los naturales por eso es posible que los principales se opusieran, pero debieron haber otras razones, entre ellas las geopolíticas, que explican el emplazamiento en zona de riesgo.
El nuevo pueblo se llamó San Martín de Sechura, sin embargo el nuevo pueblo o reducción fue ubicado lejos de espacios religiosamente comprometidos como Illescas y Chusis, y se prefirió un lugar llano, casi desértico, sin promontorios líticos y otras señas de la naturaleza, que pudieran recordar a los ancestros, aunque no pudieran evitar el mar y la cercanía del río. Hay que indicar que la geopolítica de entonces era muy diferente de la actual; en 1572 el centro español más importante era Paita.
La nueva ubicación, además de alejar al sechurano del área de recuerdos y revitalizaciones de los primeros progenitores, favorecía a los encomenderos porque los acercaba al puerto de Paita, por el cual se exportaban los productos tributados por los sechuranos, especialmente tollos y sardinas, que eran transportados en balsas a Paita y de allí en barcos a Lima y a otros lugares.
En 1588 Sechura se convirtió en Posta Real, por donde pasaba el correo terrestre Lima Piura y viceversa. También se transportaba sal, cal y el lito o lejía para las tinas jaboneras de Piura y Lambayeque. Y las balsas, llevaban los productos “exportables” a Paita. Esta situación convirtió a Sechura en un pueblo pluriproductivo: con buenos excedentes que se dispendiaban en las fiestas perpetuas.
Dónde estuvo ubicado el pueblo de San Martín de Sechura
Miguel S. Zavala registra la distancia de los puertos, caletas y playas de la costa piurana; al señalar los que se encuentran en Sechura empieza por el puerto de Salinas, “… situado a cinco leguas al sur del pueblo de Sechura…”, luego registra el puerto de Sechura.
Zavala indica que el puerto se encuentra a legua y media, esto es de 9 a 10 Km. De la actual Sechura, entre los dos cúchales y Chulliyachi en el centro. Los cúchales son promontorios formados por los restos de conchas consumidas por gente del periodo prehispánico, y sobre ellos no pudo estar ubicado pueblo hispano alguno; así el único sitio disponible es Chulliyachi.
Teodoro Laynes, párroco de Sechura, confirma esta versión al afirmar en 1918 que le pueblo viejo se encontraba ubicado en Sulliyachi : “Aún hoy son visibles las ruinas del templo y casas, en el lugar llamado “Chullaci” caleta de pescadores”.
¿Por qué Saturnino Zavala en 1847 no registró el nombre de Chulliyachi y en cambio si registra el de Sechura? ¿Teodoro Laynes habla de las ruinas de Sechura en Chulliyachi? Por lo tanto se puede deducir que l asiento del pueblo de Sechura Vieja está en lo que después se vino a llamar Shulliyachi. Y, si bien, la mayoría de la población emigró después del colapso de 1728, en la caleta quedaron algunas familias o regresaron posteriormente. Con el tiempo, la población creció y se siguió llamando Sechura o Sechura La Vieja.
Pero ¿Cuándo se produjo el cambio de nombre, de Chulliyachi o Chullachi por Sechura? Ese nombre sólo se evidencia como toponimio a fines del siglo pasado; don Julio Eche, que nació en 1909 reconoce como lugar de su nacimiento a Chulliyachi y en 1918 Teodoro Laynes habla de Chullachi y no Chulliyachi. Además en su lista de antropónimos de Sechura tenemos apellidos como Sullichin, Chulli, Sullucha, y en Runa Simi o quechua, Chullarini o Chullani, que según Diego Gonzáles Holguín, en el vocabulario publicado en 1608, significa “escabullirse debajo del agua”.
Después de la destrucción en 1728, un pequeño grupo de sechuranos retornó y levantó una capilla, y siguió llamando al pueblo Sechura La Vieja o simplemente Sechura. El topónimo primigenio fue olvidado y a fines del siglo pasado el viejo asiento aparece con el nombre de Chulliyachi, pero nuevamente como en 1728, un maretazo, luego un aluvión, destruyó a ese centro poblado. Por eso en ese lugar bajo las aguas y la arena está Sechura La Vieja y la mitad de Chulliyachi.
La Provisión toledana indica que habiéndose escogido el lugar y determinado el número de “pueblos viejos” que debían de converger al nuevo pueblo o reducción:
“Daréis orden de trazar los dichos pueblos con sus calles y cuadras anchas y derechas, dejando el hueco o plaza y sitio para la iglesia, sino la hubiere y para casa de sacerdotes, solar para casa de comunidad, y cabildo y juzgado de los alcaldes de que a de haber, y cárcel con aposento para el carcelero”
Sin duda ese plano sirvió de pauta para la fundación de las reducciones toledanas, pero Chulliyachi tenía las “cuadras alargadas”, esto es reticulares y si Chulliyachi se levantó sobre los escombros de Sechura, es posible que continuara con el diseño de Sechura la Vieja.
En 1645, la gente ya se había amoldado a la configuración ortogonal o simétrica, asimismo había adecuado muchos usos y costumbres como el culto a los muertos en el atrio o bajo las capillas.
El 30 de mayo de 1580, poco antes de concluir su gobierno Francisco de Toledo, reiteraba mediante una provisión mucho más coercitiva su política de reducción de pueblos, es posible que estas normas obedezcan, además de la intolerancia que sentía el indígena de negarse a abandonar su pueblo viejo, a la gran alteración natural que se produjo a partir del Niño de 1578, al más fuerte de toda esa centuria; fenómeno que condicionó grandes desplazamientos poblacionales. Este “diluvio” también afectó algunos pueblos de Piura, especialmente San Martín de Sechura, ubicado en una zona inundable, hecho que obligó a los pobladores a regresar a las partes altas de Illescas. Pero Francisco de Toledo insistió en su política de reducción de pueblos para facilitar la conversión; por eso, pese al refunfuño de doña Isabel y sus principales, tuvieron que regresar a la reducción y acomodarse en su nueva casa, pues el no hacerlo significaba la pérdida del cacicazgo y otros castigos. De allí que, con sincretismos o muchas veces con rechazos xenófobos, en el pueblo siguió la vida durante cincuenta y seis años.
La segunda fase se desarrolla en forma muy lenta y espaciada desde mediados del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, mejor dicho, hasta 1960. El crecimiento se dio tanto al este como al oeste. En los años 30 del presente siglo el casquete urbano era más ancho que largo, y el crecimiento hacia el sur fue casi nulo. El síndico Chunga Temoche afirmó que: “… al respaldo de la iglesia hay muchos solares vacantes que debe darse a algunos indígenas…” con la condición que edificaran sus casas, evitando así la arena que avanzaba hacia el templo.
En la parte norte los vecinos respetaron las locuras del río y solo pusieron pocas casas en lo que hoy es la Avenida Eguiguren.
Respecto a la ubicación del camal y la pescadería, desde las primeras fundaciones hispánicas, por ley, tenían que estar cerca o junto al río para evitar las miascas y pestilencias. La plaza de armas servía de mercado , por eso que antes se decía: “vamos hacer la plaza” o “vamos a la plaza”, por decir, “vamos al mercado”. A fines del siglo pasado comienza a establecerse un lugar determinado, lejos de la iglesia par el expendio de productos.
El pueblo, luego villa y después ciudad, creció hacia el oeste y no se extendió más porque lo impidió una quebrada.
La tercera fase se hace patente en la década del sesenta, con un crecimiento de norte a sur este, y también hacia el oeste. Este es un lapso muy dinámico de tal manera que ha experimentado un gran crecimiento. La extensión territorial del casquete urbano en los últimos años se ha triplicado.
Al inicio de la historia de la ciudad de San Martín de Sechura vimos a una sociedad dividida en castas “los indios y los españoles”. Existían normas coercitivas que obligaban a vivir dentro de esquemas rígidos. Sechura como los demás pueblos del Perú y de América, supo enfrentar esa situación, no desmayaron y persistieron en sus usos y costumbres, allí en sus casas rectangulares manteniendo su identidad por casi tres siglos.
Ahora, en el tercer milenio, la planta de la ciudad presenta tres aspectos: uno, asimétrico, que es la parte antigua (y debe hacerse los estudios correspondientes para su conservación), irregularidad que le da un viso especial que se debe conservar, muchas ciudades antiguas han sabido mantener sus casquetes primigenios; la otra parte es armónica, simétrica aunque sin el andén natural que tiene la primera y que ha evitado a través de los años que las arenas penetraran a las viviendas, o los estancamientos de agua durante los Niños; por eso en la parte nueva de la ciudad se tiene que estudiar declives y evitar peligros futuros en tiempos de alteración ambiental y calamidades.
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