Velaciones en la Provincia de Sechura - Provincia de Sechura

Velaciones en la Provincia de Sechura

…”A mí me han dado anoche (alimentos) por la difunta María, después que comí, recé un padrenuestro, aporté cinco mil soles para que le hagan el responso, de allí la familia busca un rezador”…
(Testimonio campesino. 1985)

…”A velar papacitos, abuelito, he venido, aquí se vela, se compra la cera, a velar desde joven siempre vine, agora voy a comprar las flores”…
(Testimonio campesino. 1985. Catacaos).

Sechurana típica velando a sus antepasados.

El día central de las “velaciones” es el dos de Noviembre en que todos los miembros de una familia se reúnen y asisten al cementerio desde la caída del sol hasta el amanecer y ahí rezan coronando y acompañando a sus “finaditos”.  Generalmente las familias recordarán este día a sus difuntos “mayores”, pasarán la noche juntos recordando y rezando y vendrán todos los familiares que se encuentren viviendo fuera del territorio comunal para re-encontrarse en este rito.

El cementerio tendrá iluminación toda la noche en la parte externa se levantarán kioskos de venta de alimentos, café, chicha de maíz, rifas y tómbolas  y un parlante transmitirá a todo volumen música “chichera” o “caribeña”.

Los Catacaos y Sechuras se pondrán sus mejores ropas, las mujeres estrenarán vestido e incluso si es que pudieran, nuevos anillos o aretes de oro; los niños vestidos en forma “elegante” portarán las velas o “ceras” y se encargarán muchas veces del cuidado de éstas para que no se apaguen.

Se compararán “roscas de muerto” que los familiares entregarán al elegido, como semejante del difunto y éste comerá en nombre del “difunto” a “ruego” de los familiares rezando por el muerto y dando una limosna para que le recen.

En años pasados los presentes para adultos fueron camotes asados y paltas, lo mismo que chicha de la que se derramaba una parte en la tierra para que el “difuntito no tenga sed”.

Los “rezadores” tradicionalmente han sido hombres ancianos y muy respetados por la comunidad; ellos se reunían frente a la tumba y hablaban en primera persona a Dios como si ellos  fueran el “deudo”, con una forma especial de entonación donde se realiza como un canto en el que se pide por el “animita”, esto en la actualidad está cambiando y hay mujeres jóvenes que son rezadoras; pero el pueblo prefiere emplear a los ancianos sobre todo si éstos son ciegos o tienen defectos físicos (esto lo podemos ver en las fotos de Quiroz: 1945) igual situación se da en la sierra central, Huancayo.  (Apreciación personal de la autora: 1960).

Las “velaciones” se cumplen generalmente en las fechas del primero y dos de noviembre, pero durante el mes entero se podrá cumplir con la “costumbre” no así en otras fechas.   Cada familiar tendrá que velar abuelos, padres, hijos, etc. llegando a  un número de veinte o treinta deudos.   Para poder cumplir con todas estas “responsabilidades” el campesino comienza a ahorrar desde Junio o Julio y así dispondrá del dinero suficiente sin embargo nunca le es suficiente para poder comprar velas, coronas, flores, pan, camotes, paltas, pagar rezadores, etc.; igualmente la mujer se verá en dificultades para adquirir el traje nuevo para ella y sus niños.   Si la que deberá cumplir estas obligaciones  familiares fuera por las circunstancias mujer, sus responsabilidades serán las  mínimas; sin embargo, nadie dejará de “cumplir” y si esto no se realizara, cosa que parece inconcebible, dicen:…”sería un pecado, taita terremuto y aquí nos acabaríamos”…

Queda claro aquí que en la zona del Bajo Piura existen sólo dos faltas graves, por las que el grupo humano puede segregar a uno de sus miembros y separarlo:… “tener relaciones sexuales con su compadre o comadre”… y …”no cumplir con sus animitas”… estas dos reglas sociales son fundamentales para poder ser aceptado dentro del grupo Catacaos.



Angelitos
Se denomina así a los niños fallecidos desde días de nacidos hasta cumplir los 8 ó 9 años; esta denominación es común a todo el territorio piurano.

Esta ceremonia se cumplirá el día primero de Noviembre a partir de la caída del sol, entre las cinco y seis de la tarde.   Trataremos de describir cómo ocurre ésta en la Iglesia de Catacaos. Se situarán para realizarla en la parte externa de la Iglesia a la derecha de la puerta principal en una especie de explanada que la circunda, lo mismo que en la gradería para el acceso;  asistirán madres de familia campesinas, en forma esporádica, con sus niños en brazos o de la mano, elegantemente ataviados, con zapatos (inusual en Catacaos), cintas en el cabello y trajes nuevos; ellas irán tomando asiento en la gradería de la Iglesia y esperarán la llegada de las madres de difuntos portadoras de “los angelitos”.   Es un privilegio que el niño sea elegido para recibir este regalo y una gran  desilusión retornar al hogar sin haberse beneficiado  por estos dulces.   A la hora antes mencionada, se puede apreciar un gran número de madres con niños e igualmente niños de 6 a 9 años solos, sentados esperando, según nos relataron.   Antes se reunían alrededor de cien o más madres; en lo que hemos podido apreciar durante estos últimos años, este número ha disminuido a solamente entre treinta a cuarenta mujeres con sus niños.

Forma en que se realiza la ceremonia
La madre con el niño difunto se acerca la madre de familia que espera con su niño y le dirá:…”me presta su angelito”… ésta habrá elegido un niño de similar edad al que perdió y si es posible de apariencia similar (aunque estono no es requisito indispensable para “cumplir”) se apartarán del grupo ambas madres con el niño, la primera extenderá frente al niño un mantel de algodón blanco “shishuna”, bordado con hilo de color en los extremos y en él colocará sobre el suelo los alimentos que va a ofrecer.   En la actualidad consisten en pequeños dulces teñidos de color rojo en variedades diferentes (alrededor de 8 variedades) llamados: suspiro, buñuelo, rosquilla, alfajor, bizcocho, calaveras y miel  vegetal llamada de “palo”.   En la actualidad se usan jarritos plásticos para llevar la miel; en  el pasado fueron “chiculas o potos” (Lagenarias; mates), La madre del difunto signará al niño en la frente bendiciéndole y diciéndole: …”vas a comer en nombre de mi…” y aquí mencionará el nombre del niño difunto;  luego la madre si éste es muy pequeño, procederá a abrirle la boca y colocará en ésta pequeños pedacitos de dulce y unas cuantas gotas de miel; enseguida recogerá lo que le ha sido ofrecido al niño y lo guardará en una bolsa o recipiente, teniendo gran cuidado en no derramar nada de estos alimentos;  luego tomará a su niño en brazos y se marchará sin formular agradecimientos ni palabras a la otra madre.   Si el niño es grande, se sentará frente a la señora que  lo eligió y se dejará bendecir y tomará parte de los alimentos que le ofrecen frente a ésta, luego guardará los sobrantes. Hemos visto que los niños mayores cuidan de que llene bien el recipiente sin dejar caer nada.

En el caso de niñas adolescentes entre diez y catorce años, si éstas son vírgenes, recibirán alimentos en igual forma a nombre de las “vírgenes”, niñas difuntas, cumpliéndose igual ceremonia, pero en este caso, se les entregará una rosca llamada “rosca de difuntos” o “pan de muertos”, que consistirá en una rosca de aproximadamente 30cms. de diámetro y que internamente llevará una cruz;  es elaborada con la misma masa y la consabida miel de palo (Miel silvestre utilizada como remedio casero, buena para el estómago y la sangre. (Puig: 1985) Actualmente se usa miel de chancaca).

Es un privilegio la elección de “angelitos” del que toda madre se precia y es un deber tanto de la madre del difunto como de la madre del niño que es “prestado” asistir a esta ceremonia.   En el poblado de La Arena, la ceremonia se lleva a cabo en la plaza central y las madres; generalmente portando a sus niños realizarán paseos por ésta, hasta conseguir la elección.  Para este beneficio el procedimiento del ceremonial sea igual o similar al de Catacaos.

Los dulces utilizados en estas ceremonias son vendidos en pequeñas mesas colocadas en una calle lateral a la Plaza de Catacaos o en las puertas de las viviendas;  generalmente serán niñas adolescentes las que venderán y pregonarán estos productos.   Aquí cabe anotar que el alfajor llamado también “Sambumbia” que ha reemplazado al camote, es preparado con piña y camote a forma de jalea o mermelada y es también importante hacer ver aquí que en muchos de los dulces que se venden en gran cantidad y variedades en el mes de difuntos en los kioskos de Catacaos, refieren los pobladores, que proceden de las serranías del departamento o del Ecuador, en el caso de acuñas, calveras (son pequeñas bolas del tamaño de un puño chico de azúcar “hechizada” que antiguamente tuvieron forma de calavera, según nos relataron),  alfeñiques (la chancaca o “dulce de atado” con que se fabrican estos dulces procede de las serranías y fue un importante objeto de trueque; actualmente complementa la alimentación de los pescadores sechuranos en alta mar).

Otro objeto importante empleado ese día es una corona de flores de papel de colores claros que los familiares colocarán ese día en la tumba del niño difunto;  en el caso de niños muertos no se efectúan misas ni se contratan rezadores.

Aquí transcribiremos un testimonio que aproxima más a comprender la razón por la que se ofrecen estos alimentos:

…”cuando uno da de comer al angelito, así Dios le da en el coro de sus ángeles,  da de comer en el cielo”… (Comunicación de una vendedora de “roscas” en Catacaos, Nov. 1984).

…”Hace treinta años atrás en La Arena daban de comer a los angelitos una chicula de miel y dos camotes, yo no alcanzaba a comerlo, pero me obligaban: ya que lo coma, pues si no el difunto estaba triste, ya que lo que comemos acá en la tierra él lo recibe en el cielo”… (Testimonio de una campesina;  Catacaos, 1985).

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Fuente:
Boletín de Lima, No. 49
Enero, 1987.

Hoy es un día de nuestros tiempos más fuertes de FIESTA, de UNIÓN COMO COMUNIDAD.   Uno de los momentos más importantes porque nos congrega como FAMILIA no sólo con aquellos que compartimos el pan aquí y ahora sino con los fundamentos de nuestra existencia, con quienes que ya pasaron por esta tierra.     En verdad en todo el territorio peruano lo que nosotros llamamos VELACIONES es un momento muy especial, cada región tiene sus maneras de celebrarlo, pero todos coincidimos en lo principal:  la integración de las comunidades de los VIVOS con la de los FINADOS (no podríamos decir “difuntos”… porque en verdad siento que nuestras Santas Ánimas son presencias reales y vitalizadoras… en múltiples sentidos);   y así en un encuentro tan familiar reconocemos algo importantísimo:  LA CONTINUIDAD DE LA VIDA.
Me despido de ustedes no sin antes dejarles con lo que me agrada exponer, de mi archivo he escogido algunas fotos que muestran nuestras costumbres en este día con tanta tradición en Sechura.  La foto que abre este blog recibió un premio el año 2005 en un concurso de fotografía.

Las familias se reúnen y todos participan, desde los mas pequeños, quienes cuando sean adultos trasmitirán a su descendencia las mismas costumbres.

Tradicionalmente se colocan fotografías en este día recordando a los antepasados familiares.

Fotografía donde la Familia se reúne entorno a un funeral.

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