La leyenda del tesoro perdido del pirata Bonito Soto en el desierto de Sechura

En el corazón del desierto de Sechura, en la cálida región de Piura, no solo habitan criaturas míticas o guardianes sobrenaturales, también reposan secretos más terrenales pero igual de inquietantes. Uno de los más persistentes es el relato del tesoro perdido del temido pirata Benito “Bonito” Soto, una leyenda que ha sobrevivido al tiempo y al polvo del desierto. 


¿Quién fue Bonito Soto?

Benito Soto Aboal, conocido como “Bonito Soto”, fue un temido corsario gallego del siglo XIX que sembró el pánico en las rutas marítimas del Atlántico entre 1823 y 1828. Aunque su historia se ha relacionado principalmente con las aguas de Europa, el mito peruano lo vincula con la costa norte del país, especialmente con la región de Piura. Según las tradiciones orales, este pirata habría llegado hasta las costas del Pacífico huyendo de la persecución y, con la intención de ocultar su botín, habría escondido una fortuna inimaginable en las profundidades del desierto de Sechura.


El botín bajo la arena

Se dice que Soto, luego de arrasar con múltiples embarcaciones cargadas de oro, joyas y artefactos coloniales, atracó en algún punto remoto de la costa piurana, y con la ayuda de su tripulación, llevó los cofres tierra adentro, donde las vastas dunas y la inmensidad del paisaje servirían como escondite perfecto. Tras enterrarlo bajo toneladas de arena, se marchó con la promesa de regresar... pero su destino cambió. Fue capturado en 1830 en Gibraltar y ejecutado, sin haber revelado jamás el paradero de sus riquezas.



Expediciones fallidas y nuevos misterios

Durante décadas, buscadores de tesoros y exploradores —algunos movidos por mapas antiguos, otros por simples rumores— han intentado dar con el botín maldito. Sin embargo, el desierto, siempre cambiante y celoso de sus secretos, ha frustrado cada intento. Las dunas se desplazan con el viento, borrando huellas y ocultando cualquier pista.

Algunos testimonios aseguran haber visto extraños reflejos metálicos entre las arenas o haber sentido presencias inexplicables en zonas aisladas. Otros relatan cómo sus brújulas dejaron de funcionar o cómo fueron víctimas de alucinaciones provocadas por el calor y la tensión de la búsqueda. Para los más creyentes, el tesoro está protegido por fuerzas sobrenaturales que impiden que manos codiciosas lo reclamen.


Leyenda o historia con base real

Aunque no existe una prueba documentada de que Soto haya llegado al Perú, la fuerza de la leyenda ha calado profundamente en la cultura popular del norte peruano. Se ha convertido en parte del folclore sechurano y en un relato que mezcla historia, misterio y aventura. Incluso hay quienes creen que el desierto no solo guarda un tesoro material, sino también espiritual: el recuerdo de épocas de piratería, resistencia indígena y secretos coloniales.

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