Economía en el desierto de Sechura y retos actuales de sus comunidades

El desierto de Sechura, ubicado en la costa norte del Perú, dentro de la región de Piura, es una de las zonas áridas más extensas del país. Esta provincia abarca una superficie de 6,311.69 km² y se sitúa a una altitud media de 15 metros sobre el nivel del mar. Está conformada por seis distritos: Sechura (capital), Bellavista de La Unión, Bernal, Cristo Nos Valga, Rinconada de Llicuar y Vice (INEI, 2017). A pesar de ser un territorio predominantemente desértico, su población ha aprendido a adaptarse a las duras condiciones del entorno y desarrollar actividades económicas diversas. 


Adaptación en el desierto: economía, pesca y agricultura a pequeña escala

La pesca artesanal representa la principal actividad económica para las comunidades asentadas en la franja costera de Sechura. Los pobladores se dedican a la captura de especies marinas en pequeñas embarcaciones y utilizan técnicas tradicionales que han pasado de generación en generación. Sin embargo, a medida que nos adentramos hacia el corazón del desierto, las actividades económicas cambian.

Las comunidades ubicadas más al interior enfrentan mayores desafíos por la escasez de agua, el calor extremo y la limitada infraestructura. Aun así, estas familias han desarrollado estrategias de subsistencia que incluyen la agricultura de secano en pequeñas parcelas (generalmente menores a una hectárea), la ganadería de animales menores, la pesca continental, la apicultura, y la recolección de productos nativos como el algarrobo.

Debido a la falta de sistemas de riego eficientes, los cultivos dependen casi exclusivamente de la temporada de lluvias, que suele darse entre los meses de enero y marzo. Durante este periodo, los suelos reciben la humedad necesaria para sembrar cultivos de ciclo corto como maíz, camote, frijoles, calabaza, melón y sandía. Parte de esta producción se destina a la venta local, aunque una porción importante se reserva para el consumo familiar durante el resto del año.


Vida cotidiana y condiciones actuales

Durante visitas a centros poblados como Chutuque, Mala Vida, La Algarrobera y Nuevo Pozo Oscuro, se puede constatar que muchas familias viven en condiciones de pobreza y con acceso limitado a servicios básicos. El agua para uso doméstico es escasa y la electricidad llega solo a algunos sectores. Las redes de telecomunicaciones son mínimas, y la infraestructura educativa y de salud sigue siendo precaria.

A pesar de ello, se puede observar una comunidad resiliente. Niños jugando en los arenales, adultos trabajando la tierra o cuidando su ganado, y mujeres liderando pequeños emprendimientos con productos locales, como la elaboración de miel o el procesamiento artesanal de algarrobo, que se utiliza tanto en la gastronomía como en la medicina tradicional por sus propiedades nutritivas.

Mala Vida - Sechura


El fenómeno El Niño: entre la esperanza y el temor

El fenómeno climático de El Niño tiene efectos opuestos en distintas zonas de Sechura. Para las comunidades del desierto, el aumento de lluvias generado por este evento se percibe como una bendición. El exceso de agua temporal permite la reactivación de la agricultura, mejora la disponibilidad de pastos para el ganado y, en algunos casos, forma lagunas como “La Niña”, que posibilitan la pesca continental, una fuente clave de proteína e ingresos para muchas familias.

Sin embargo, para los pobladores ubicados en zonas más bajas o cerca del cauce del río Piura, El Niño puede representar una amenaza. Las lluvias intensas suelen provocar desbordes e inundaciones que dañan cultivos, destruyen viviendas, interrumpen caminos y aumentan el riesgo de enfermedades.

En recorridos por centros poblados como San Cristo, Cerritos y Onza de Oro —ubicados en las proximidades del río Piura— se puede identificar que las condiciones agrícolas mejoran con la existencia de canales de riego. Esto les permite sembrar durante más meses del año, diversificar sus cultivos e incluso comercializar productos como arroz, algodón y frutas a mayor escala. También se observa que estos pobladores crían con mayor éxito animales como cabras, cerdos, gallinas y ovejas, en comparación con las zonas netamente desérticas.


Pesca en zonas continentales: lagunas intermitentes y redes artesanales

Aunque la pesca continental ha disminuido por la escasez de agua en lagunas temporales como Ñapique, algunas familias aún mantienen vivas sus prácticas ancestrales. Utilizan balsas artesanales construidas con madera o plástico reciclado para navegar cuando las condiciones lo permiten. En épocas de lluvia, estas lagunas rebosan de vida y permiten la captura de especies como la tilapia y la lisa, que son consumidas localmente o vendidas en mercados cercanos.

En los últimos años, sin embargo, el cambio climático ha generado mayor incertidumbre. La variabilidad de las lluvias y el aumento de temperaturas extremas han reducido la predictibilidad de las temporadas productivas, afectando la seguridad alimentaria de muchas familias.


Desafíos estructurales y oportunidades de desarrollo sostenible

Pese a las limitaciones, Sechura representa una tierra de oportunidades. Su riqueza en biodiversidad, la tradición de sus pueblos y su ubicación geográfica estratégica pueden ser aprovechadas para diseñar estrategias de desarrollo sostenible. Es necesario que el Estado, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil se involucren en la mejora de la infraestructura básica, en especial en agua, energía, caminos y conectividad digital.

Del mismo modo, resulta clave implementar programas de capacitación técnica para jóvenes y adultos en temas como riego tecnificado, agroindustria rural, acuicultura, turismo ecológico y comercio digital. Con apoyo adecuado, muchas de estas comunidades podrían no solo mejorar su calidad de vida, sino convertirse en referentes de adaptación al cambio climático en zonas desérticas.


Conclusión: resiliencia y esperanza en el desierto de Sechura

A pesar de las adversidades, estas comunidades mantienen vivas sus costumbres, protegen sus recursos y luchan día a día por un futuro mejor. Con políticas inclusivas, inversiones sostenidas y el acompañamiento de organizaciones comprometidas, es posible cerrar las brechas sociales y económicas que aún persisten. Sechura tiene mucho que ofrecer y sus habitantes merecen tener acceso a mejores oportunidades para desarrollarse dignamente en su propio territorio.

Publicar un comentario

0 Comentarios

far fa-id-badge