El milagro de La Niña - Provincia de Sechura

El milagro de La Niña

La famosa laguna que ocupó más de dos mil kilómetros cuadrados en 1998 ha resucitado cubriendo los arenales de Piura y Lambayeque. No tiene las dimensiones ni la profundidad de entonces, pero sus aguas están pobladas de liza, un pez modesto pero sabroso que los pescadores extraen dando gracias al cielo por estas aguas benditas, y providenciales, que les dan el sustento. 

Huellas de neumáticos en la arena marcan la entrada. El desvío se encuentra en el kilómetro 3.5 de la carretera a Bayóvar. Veinte kilómetros del desierto han sido penetrados antes de que quince pescadores piuranos decidan acampar. La zona es conocida como Cabo Verde. Una enorme masa de agua ha brotado en medio de la nada. Vista en dirección opuesta al sol parece una infinita pradera de césped. El verde oscuro de sus aguas esclarece según la posición del observador. Una franja gruesa de arena la cierra en el horizonte, pero de sur a norte parece serpentear sin límite en los desiertos de Sechura (Piura) y Mórrope (Lambayeque). En 1998 la bautizaron como laguna La Niña, pero su vida es tan ancestral como las lluvias que azotan la costa norte del Perú con la llegada del fenómeno El Niño.

De eso puede dar fe Juan Mechado Estrada (65), dedicado desde 1970 a acopiar pescado en los ríos y el mar de Piura. "Desde 1970 entro (al desierto) después de cada fenómeno El Niño, no muchos se atrevían en esa época. En 1998 se pescaba en lanchas de motor fuera de borda, en 1983 todavía se utilizaban botes, como este año no ha llovido como antes usamos balsas", afirma Mechado. En la actualidad este hombre transporta, además de cajas con pescado y hielo, una caravana de pescadores aprovisionados con los utensilios para la faena: balsas y redes, boyas y anclas. Estos hombres se mudan según migra el cardumen. Acampan, pescan y transitan durante una semana por el desierto, antes de volver a casa. Para moverse basta montar todo en el techo de los camiones frigoríficos de Juan Mechado.

Las llantas de un auto Dodge Coronet 440 del año 1965 van en busca del cardumen, se abren camino propio en la arena, hacia las orillas de La Niña, bordean espejos de agua dispersos que desaparecen en invierno. Asentadas las huellas y ubicado el punto correcto, entran los camiones con la caravana de pescadores. Sólo el miércoles por la tarde Mechado Estrada había contabilizado 2 mil 300 kilos de pez liza, entrada la noche se proyectaba llevar al terminal pesquero Santa Rosa (Lambayeque) unos 2 mil kilos más. Nada comparado a las ocho toneladas diarias que aproximadamente extraía en 1998. Fuera del agua, tres de los diez hijos de Mechado y un sobrino se encargan de pesar el pescado, lavarlo, cargar las cajas y adecuar el hielo dentro de los frigoríficos.

En el mes de marzo de 1998 La Niña alcanzó su máxima amplitud, llegando a los 2,326 km2, desplegados entre Lambayeque y Piura. Adolfo Purisaca Chunga (58), veterano pescador del desierto, calcula que hoy abarca sólo la tercera parte de aquel territorio y su profundidad no supera los dos metros. Atrás quedó el año en que vio la liza más grande de su vida. El pez medía un metro y los peces de esa época superaban los 25 centímetros que ahora tienen. Para las dos de la tarde el grupo que comanda Adolfo, formado por sus hijos José y Felipe, y su sobrino Mario, ha extraído de sus redes 3,500 pescados. Unas catorce cajas de liza. El grupo de los hermanos Luis y Marcos Ayala Espinoza se proyecta sólo diez cajas ese día. El trato entre Mechado y sus pescadores nómades es de 0.50 céntimos por kilo de liza. Cada caja pesa algo más de 25 kg y este último grupo recibiría 125 soles. Durante toda la faena decenas de aves costeras han rondado las redes esperando que un maltratado pez sea desechado por los pescadores.

Esa tarde el trabajo termina a las tres y pico con el recojo de las cajas de otros grupos dispersos en la playa de La Niña. A las tres de la madrugada se vuelven a colocar las redes y a las siete de la mañana se están extrayendo las primeras. Aquí se quedarán cuatro días más.

El meteorólogo Héctor Sauri, del Senahmi (Piura), aclara:"La Niña actual se forma por el desborde que ocurre en las lagunas Ramón y Ñapique, que son abastecidas por aguas del río Piura y se extienden en el desierto de Sechura. En 1998 La Niña se originó por este motivo; pero principalmente por las intensas lluvias que ocurrieron en Piura y Lambayeque, donde se llenaron de agua tanto el desierto como las quebradas que hay entre estos territorios. Hoy no se ha producido un fenómeno de tal intensidad, pero el desborde de las aguas ha creado una laguna importante".

Diez Años Atrás...

• "La Niña de 1998 se origina por el represamiento del desborde de los ríos Piura, La Leche y Cascajal, Olmos y Motupe, en los departamentos de Lambayeque y Piura, sumados a ellos las lagunas de Ramón y Ñapique (Piura). La configuración de la topografía de la zona favoreció a su formación. El nombre de esta laguna se debe a que se origina dentro del episodio de El Niño", precisa el ingeniero Luis Escudero Herrera del Instituto del Mar del Perú (Imarpe).

• El pez liza se introduce a La Niña naturalmente por el estuario de Virrilá a 22 km del distrito de Sechura (Piura), el cual tiene su origen por el encuentro del mar con las aguas dulces provenientes de los cauces bajos de las aguas de las lagunas Ramón y Ñapique que se abastecen del río Piura. Con las lluvias de El Niño estas lagunas se desbordan y forman un gran espejo de agua.

• El kilómetro 5 de la carretera a Bayóvar (Piura) está cubierto por aguas de La Niña, lo cual hace imposible el tránsito vehicular.

Por: Miguel Ángel Mejía Castro

Fuente: La República

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1 Comentarios

  1. Hemos escrito el libro: A orillas del Virú, con el deseo de que todos los lectores puedan conocer mejor, lo que sucedió en la conquista de Perú por un grupo minúsculo de españoles. 
    Se aprovecharon de que en ese momento el Imperio estaba agonizante por la discordia de los dos hermanastros con más posibilidades de sentarse en el trono.
    Atahualpa mandó prender y luego asesinar a su hermano Huéscar. Los conquistadores supieron también apoyarse en las tribus sometidas por los Incas y con deseos de libertad, por eso se aliaron con los soldados de Pizarro y facilitaron la conquista.
    Esta historia narra los hechos desde el punto de vista de los habitantes de una aldea sometida por los Incas.
    En la siguiente web se puede leer todo el libro gratuitamente.
    https://a-orillas-del-viru3.webnode.es

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