La bandurria de cara negra en Sechura: un visitante raro y valioso

La bandurria de cara negra (Theristicus melanopis) es una de las aves más enigmáticas y poco conocidas del litoral norte del Perú. Su presencia ha sido considerada un verdadero hallazgo ornitológico en ecosistemas áridos como el desierto de Sechura, especialmente en lugares tan poco esperados como la Laguna Ñapique y la Laguna Salinas, dos humedales estacionales que cobran vida principalmente durante el verano.

Esta elegante ave, perteneciente a la familia Threskiornithidae, no es común en la costa norte del país, lo que la convierte en un símbolo de lo valioso y frágil que puede ser un ecosistema como el de Ñapique, donde incluso las especies más escasas pueden hallar refugio.


Bandurria de cara negra (Theristicus melanopis).


📌 ¿Dónde se ha avistado la bandurria de cara negra?

Los registros históricos más antiguos en el norte de la costa peruana datan de 1999, cuando fue observada de manera ocasional en el Santuario Histórico Bosque de Pómac, ubicado en la región Lambayeque, y también en el reservorio de Tinajones. Sin embargo, estos avistamientos han sido esporádicos y por lo general, involucran a pocos individuos.


🗓️ Avistamientos recientes y consistentes

Desde el año 2011 hasta la actualidad, se han reportado avistamientos regulares de la bandurria de cara negra en la Laguna Ñapique, especialmente durante los meses de verano (diciembre a marzo). Los registros indican que suelen aparecer en grupos de entre 9 a 11 individuos, lo que sugiere que Ñapique cumple una función ecológica clave como sitio de descanso, alimentación e incluso probable zona de tránsito migratorio para esta especie.

En estos registros, el lado noroeste del espejo de agua de la laguna es el área donde más frecuentemente se observan. Esta zona presenta condiciones favorables como aguas someras, abundante vegetación palustre y disponibilidad de alimento.


📍 La Laguna Salinas: otro refugio inesperado

A tan solo 25 km al sur de Ñapique, la Laguna Salinas, otro humedal estacional del desierto de Sechura, también ha reportado presencia esporádica de esta especie. Ambas lagunas constituyen las localidades más septentrionales (más al norte) en toda la costa peruana donde se ha registrado a la bandurria de cara negra, lo que aumenta significativamente el interés científico y conservacionista en estas áreas.


🐦 ¿Por qué es tan importante este visitante?

La bandurria de cara negra no es una especie común en el norte del Perú. Su rango natural está más asociado a ecosistemas húmedos y pastizales en la sierra sur y el altiplano peruano, así como en Chile, Bolivia y Argentina. Por eso, su aparición en el desierto costero norteño, donde los ecosistemas son marcadamente secos, representa una adaptación notable y, a la vez, una señal de alerta.

Estos avistamientos permiten deducir que las lagunas como Ñapique y Salinas sirven como sitios de parada cruciales para aves migratorias o en expansión, incluso en hábitats no tradicionales. Su presencia puede estar relacionada con la búsqueda de nuevos hábitats ante la reducción de zonas húmedas en otras regiones, producto del cambio climático, la urbanización, la agricultura extensiva y la contaminación.


🌍 Amenazas y conservación: la importancia de actuar

La transformación constante de hábitats en la costa peruana, especialmente por expansión agrícola, drenajes artificiales y extracción de recursos naturales, está disminuyendo la cantidad y calidad de ecosistemas aptos para esta y muchas otras especies.

Esto hace que las lagunas Ñapique y La Niña, ambas ubicadas en la provincia de Sechura, adquieran un valor estratégico en la conservación de aves poco comunes como la bandurria de cara negra. Son zonas donde la naturaleza aún ofrece condiciones de refugio y alimento, pero que requieren gestión y protección urgente para garantizar su continuidad ecológica.


🌱 Proteger para conservar

Los especialistas recomiendan medidas como:

  • Monitoreo permanente de avifauna en los humedales costeros.
  • Educación ambiental y participación de las comunidades locales.
  • Declaración de estas zonas como áreas de conservación regional o reservas paisajísticas.
  • Regulación de actividades humanas en temporadas críticas (verano) para evitar disturbios en las aves.


📣 Conclusión: una oportunidad para la ciencia y la conciencia

La presencia de la bandurria de cara negra en Sechura no solo es una rareza biológica, sino también una poderosa llamada de atención. Nos recuerda que incluso los lugares más inhóspitos pueden convertirse en refugios vitales cuando el equilibrio natural se conserva.

Ñapique y Salinas podrían ser mucho más que simples lagunas estacionales. Podrían representar la última esperanza para especies que, silenciosamente, buscan sobrevivir en medio de un entorno que cambia aceleradamente.

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