Tradicional Feria de las Tres Cruces de Mayo en Sechura: fe y cultura viva

Cada mes de mayo, la provincia de Sechura, en la región Piura, se transforma en un epicentro de fe, tradición y encuentro cultural con la celebración de la emblemática Feria de las Tres Cruces de Mayo, también conocida por los lugareños como “Las Crucecitas”. Esta festividad, de raíces profundamente religiosas, se celebra principalmente en el barrio Las Capillas, donde convergen miles de fieles para rendir homenaje a las cruces que representan el sacrificio de Jesucristo. 



Una tradición viva que se renueva cada año

La feria tiene como punto central la visita a las tres capillas históricas ubicadas en dicho barrio: la capilla del Norte, la del Sur y la de Constante. En cada una de ellas se encuentra una pequeña cruz —conocida como crucecita—, hacia donde los creyentes peregrinan con devoción. A través de oraciones, cantos y ofrendas, los visitantes expresan su fe, agradecen milagros recibidos o piden salud, paz y prosperidad para sus familias.

Aunque no existe una fecha exacta de origen, se sabe que esta celebración se remonta a tiempos coloniales, influenciada por el sincretismo religioso que unió las costumbres andinas con el cristianismo traído por los españoles. Hoy, la festividad representa un símbolo de identidad local que une generaciones y refuerza la cohesión social de la comunidad sechurana.


Más que una celebración religiosa: una feria llena de color y sabor

Además del componente espiritual, la Feria de las Tres Cruces se ha convertido en una fiesta popular que atrae a turistas y visitantes de distintas partes de la región norte del Perú. Las calles del barrio Las Capillas se llenan de vida con puestos de venta de artesanías, dulces típicos, comidas tradicionales y recuerdos religiosos.

Uno de los aspectos más esperados es el recorrido por las capillas, donde luego de dejar una ofrenda —que puede ser una limosna, una vela o un arreglo floral—, los devotos son recibidos por los anfitriones con un tradicional café bien cargado, acompañado de sándwiches de pavo. Este gesto simboliza la hospitalidad del pueblo sechurano y el espíritu fraterno de la festividad. También es costumbre recibir un pequeño trozo de algodón impregnado con perfume, como símbolo de bendición y renovación espiritual.


Música, juegos y alegría para toda la familia

La feria no estaría completa sin la alegría y el colorido de sus actividades recreativas. Bandas de música tradicional animan cada rincón, mientras que los más pequeños disfrutan de juegos mecánicos, tómbolas y actividades lúdicas. Los cafés, puestos de comida y quioscos convierten las plazuelas José Olaya y Bolognesi en puntos de encuentro donde las familias comparten, se toman fotos y fortalecen sus lazos con la tradición.


La fe que une a un pueblo

Cada año, la Feria de las Tres Cruces no solo reafirma la fe del pueblo sechurano, sino que también muestra cómo las tradiciones religiosas pueden convivir con la celebración popular, creando un espacio único donde lo sagrado y lo festivo se entrelazan. Esta celebración es testimonio de la riqueza cultural del norte peruano y una muestra viva de que la identidad se construye desde la comunidad, la historia y la devoción.

Si tienes la oportunidad de visitar Sechura durante el mes de mayo, no te pierdas esta festividad cargada de simbolismo, sabor y espíritu comunitario. La Feria de las Tres Cruces de Mayo es, sin duda, una de las celebraciones más representativas de la región Piura y un verdadero orgullo del Perú.

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